El riesgo de jugar a la ruleta rusa
acompañada de tu sonrisa podrida,
de tu mirada perdida,
se ha convertido en la única forma
que tienen mis ojos de creer tus mentiras.
Arriesgamos nuestra memoria a caer en el rencor,
pudiendo apretar el gatillo
y asesinar la poca fe que queda en nosotros,
perforándonos la piel con tantas promesas quebrantadas.
Y no dudo en que tendrás el suficiente valor como para lamentarte sin remordimientos al ver tanta sangre derramada;
Sin pensar en ningún momento que quizás
todo esto fue un error,
que todo esto fue una manipulación.
Y quizás tus actos no crean que la culpa
la tienen tus propias manos.