sábado, 11 de abril de 2015

La más brillante estrella fugaz.

Cada día que avanzaba significaba un paso más afianzando el camino hacia una explanada vacía, oscura y desconocida, aunque llena de pequeños destellos, de aquellas estrellas que gozan de vitalidad, pero que su luz queda tan lejana... Ese inmenso universo que aguarda las almas inertes que ya no rezan a ningún Dios.
Él sentía inconscientemente que sería su "hoy y ahora" en sustitución de un lejano devenir, del que todos somos conscientes pero nadie tiene presente.

Sólo me quedaba reflexionar sobre un pasado que parecía emborronarse, en contraste con un futuro, lleno de posibilidades y opciones inimaginables, cargado de momentos eternos que pasarían a ser un recuerdo a cierta edad.
Sólo me quedaba pensar en un presente importante, en mi punto de inflexión; Sin poder permitirme demasiadas lágrimas que reflejasen la tristeza, impotencia y agonía que me ocasionaba ver a las personas más importantes de mi vida sufrir, y esconder nudos en la garganta por una estúpida "ley de vida".
Creo que en ese instante comencé a ser consciente de lo que significa la vida: un deterioro paulatino a cambio de la oportunidad de ser felices.
Creo que en ese instante sentí que nadie podría entenderme; Que nadie apreciaría la brevedad de una modesta existencia, y a la vez verla tan extensa desde mi perspectiva; Sentí que nadie comprendería la sensación de ver a los más queridos apagarse.


Para él, el problema era un corazón entumecido que le hacía desfallecer, o quizás el haber vivido una vida suficientemente larga que le otorgaba la suficiente certeza como para confiar en sus ángeles de la guarda.

Suelen decir que cada alma que deja la vida forma una estrella en el universo...
Me parece una bonita metáfora para recordar a los que estuvieron con nosotros y sentirles "cerca"...
A él simplemente le hacía falta algo de magia que le hiciese brillar en todas aquellas frías tonalidades, que iluminasen la oscuridad de cada una de las esquinas de su cuerpo, que se hallaba turbio, dolorido y agotado.

Él yacía apagado, sin vida, admirando la belleza que le rodeaba, la creación de nuevas nebulosas que besaban constelaciones.

Nunca pudo predecir el día en el que encontrase su armonía. 
Simplemente firmó su último aliento con lágrimas, que dejaron a su paso la estela de la más brillante y preciosa estrella fugaz.

Te voy a echar de menos.