domingo, 20 de septiembre de 2015

Deshojando margaritas

''¿Cómo explico yo que mi vida ha dado un giro de 180º?
Da vértigo tanto cambio.
Y si tuviese que elegir lo que mantiene el norte y el sur fijos,
sería él.
Pero como duele reconocerlo.''

Y lo dice la niña que siempre mira al suelo por vergüenza,
que no dice que por las noches se siente sola,
pero grita que la quieran.
Que duda de todas sus opciones,
aunque lo que más claro tiene es que lo importante son las personas;
y esas oportunidades con alguien nuevo son las que siempre deja pasar;
pero porque la acojona otorgarle su felicidad a alguien más.
Por miedo siempre se reprime y calla.

El otro día me decía que tiene pánico a darse de bruces contra un muro de nuevo.
Que no quiere crear más utopías ni idealizar a nadie más,
que las consecuencias son graves.
Decía que es más fácil vivir deshojando margaritas,
y que en ocasiones prefería eso a que la deshojaran a ella.
Pero en el fondo quería compartir sus sueños con alguien,
y dejar de sentirse egoísta.

Y yo escuchaba el eco de su voz mientras miraba fijamente mi café.

Chico, el amor es por y para valientes.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Tempestades

No soy un pirata que aparenta ser princesa
sólo por ser rescatada.
Sin embargo sigo temiendo que se me acabe el tiempo.
Y ni siquiera sé muy bien a qué coño estoy esperando.
O a quién.

Siempre es el canto de la misma sirena.

No busco una brújula que marque mi norte,
ya sé cuál es,
pero quizás no sea mi tierra firme.
No me digas que lo que necesito es un cambio de ruta.
No quiero asumir que quizás lo que más quiero
es lo que menos necesito.

Supongo que todo se reduce a no querer reconocer
que el problema no son hundimientos,
ni golpes ni daños;
ni cenizas;
que la tormenta soy yo.

Que dejo pasar mis batallas por miedo a perderlas,
por miedo a hacerme añicos de nuevo,
fingiendo nuevos naufragios
y culpando al enemigo de mi derrota.

No me digas que te necesito a ti,
porque cambiaré de rumbo;
aparentando más tempestades y oleadas.
Que al fin y al cabo,
sólo serán las lágrimas de una cobarde.

Aunque ojalá llegues algún día
y me demuestres que no pasa nada si me estrello contigo.
Cuando ya no tenga miedo a derrumbarme.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Cambios

Y de repente ocurre,
tus sentimientos por una vez arrollan a los pensamientos,
y es que la razón siempre ha querido ir por delante.
Comprendes el motivo por el que ya no lloras.
Entiendes por qué ya no plasmas el alma en papel.
Simplemente estás vacía porque te has querido deshacer del pasado.
Empiezas a pensar que necesitas el abrazo de alguien que te haga entrar en calor.
Y eso jode,
cuando antes bastaba con menos.

Son los comienzos apresurados los que te hacen tambalear a veces,
replantearte si tantas miradas amargas sirvieron de algo.
Si realmente merecía la pena llorar,
y escuchar las voces de tantas inseguridades.
Y te autoconvences de que nada era lo demasiado importante como para sangrar durante tanto tiempo,
y echar de menos lo único que no podrás recuperar.

Entonces entiendes que nada en la vida es fijo,
y vivimos a base de cambios.
Porque sólo somos almas herrantes
esperando encontrar otro momento del que vivir,
buscando nuevos vicios y vacíos por los que llorar.

Son los putos puntos de inflexión los que te hacen pensar en lo que dejas atrás,
y te piden que te estrelles a ciegas contra el futuro,
porque realmente el presente nos tiene acojonados y atados de manos.