viernes, 3 de junio de 2016

Reticencia

No quiero un saludo,
ni una mirada,
ni ninguna clase de comienzo,
porque no quiero que nada se quiebre.

No quiero sueños, ni ilusiones;
no quiero sentir que mi corazón se acelera cada vez que te pienso.
Tampoco permitiré que se me humedezcan los párpados cuando te recuerde,
y sepa que tú a mi no.

Mi reticencia a otro vacío desgarrador, a confusiones,
a perder el equilibrio que tanto me costó construir.

No merece la pena tambalearse...
porque no merece la pena tropezarse y volver a caer.

No mereces la pena.

Ahora por favor ven,
abrázame,
y haz que me lo crea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario